Autor: Antonio Adsuar

  • Capturando tendencias

    Capturando tendencias

    Tiempo de lectura: 2 min.

    Las tendencias, cambiantes y fulgurantes, nos dirigen a alguna parte desconocida, nos inclinan hacia el futuro.

    La moda vive del cambio, de la mutación fugaz y veloz, de la tendencia-que-lleva-a-tendencia.

    En la era de internet y del «ultra fast fashion», la sociedad se ha acelerado increíblemente y las micro-tendencias se multiplican.

    No han nacido aún y ya están pasadas de moda, «out of date«.

    ¿Cómo surge un tendencia?, ¿Dónde se crea?, ¿Quién la defiende primero?

    Los sabios ojeadores de Zara, ocultos en una concurrida avenida de Tokio, escudriñan el ahora en busca de respuestas.

    La moda vive del cambio, que es fugaz y veloz

    Determinar en qué punto crítico una ola de estilo, una propuesta concreta, puede ser aprovechada para poner en el mercado prendas que surfeen la tendencia y la acaben explotando, puede ser crucial para hacer una buena temporada primavera-verano.

    ¿Cuándo esta atracción, que está a punto de devenir “mainstream”, va a explotar?, ¿Cuándo se está desvaneciendo y hay que abandonar el barco, dejar de producir en base a este “hype” que ya se extingue?

    Colores, formas, tejidos, accesorios...todos tratan de captar el «mood», de llegar los primeros al “what’s next” más radiante.

    Esta micro-reflexión sobre las tendencias nos pone de nuevo ante una clave evidente: en la moda la gestión de los tiempos, la comprensión del “zeitgeist”, es vital.

    ¿Cómo puede la moda surfear el cambio y capturar el tiempo?

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    Dr. en Filosofía y fundador de pensarlamoda.com

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  • Footlocker y el show de las golosinas

    Footlocker y el show de las golosinas

    Tiempo de lectura: 2 min.

    En un mundo saturado de ofertas, las marcas buscan distinguirse de las formas más originales. La imaginación ha de tomar el poder para ser capaz de hacer algo de ruido, hemos de diferenciarnos de la competencia.

    Nadie quiere que su producto sea percibido como una “commodity”; construir narrativas y eventos que aumenten el valor de la marca y asocien nuestras propuestas a una experiencia es crucial.

    Analicemos un ejemplo, una forma de conseguir crear un relato diferente.

    En el marco de la feria Scrapworld, que tuvo lugar en la madrileña IFEMA el pasado mes de abril, la multinacional especializada en deporte y moda urbana Footlocker lanzó un concepto novedoso: convirtió su espacio de venta en una tienda de chucherías.

    Al denominar “El golosín” a su stand, Footlocker cambió totalmente la percepción de su producto estrella: las zapatillas.

    Sin relato ni narrativa, cualquier producto se convierte en una «commodity»

    El calzado deportivo ha dejado en general de tener un valor de uso, de ser básicamente un zapato para hacer deporte. Hoy las “zapas” son pura moda urbana y sirven para crear infinitos universos estéticos y de pertenencia.

    Las golosinas son agradables, fáciles de tomar, dulces, divertidas, coloridas y apetecibles. Estamos ante un giro experiencial interesante e inesperado.

    Footlocker no se limitó únicamente a vender sus deportivas en un entorno diferente y estéticamente decorado como un coqueto kiosco de “chuches”.

    Ofreció a los visitantes de Scrapworld momentos y vivencias: sorteos, concursos ocurrentes, retos. Se repartieron piruletas y otras golosinas y un elenco de «influencers» amenizó todo el “show”.

    Footlocker nos ha mostrado que, ahora y siempre, “every business is show business».

    ¿Qué podemos aprender de esta puesta en escena y del cambio en la percepción del producto que genera esta innovadora narrativa?

    ¿Cómo podemos idear un giro sugestivo que convierta nuestro producto en una experiencia?

    Fuente principal: https://bit.ly/4ngkdR1

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    Dr. en Filosofía y fundador de pensarlamoda.com

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  • La rebelión de los chándals

    La rebelión de los chándals

    Tiempo de lectura: 4 min.

    Por todas partes, en el mundo entero, observamos el triunfo de lo “casual”, de lo informal. Los viejos (¿buenos?)tiempos en los que ir elegante y bien vestido era comúnmente valorado por todos se han esfumado.

    El más grande filósofo español, José Ortega y Gasset, teorizó en su muy conocido texto titulado “La rebelión de las masas” (1929) la evolución que estaba constatando en aquella sociedad de principios del XX.

    Las revoluciones políticas del siglo XIX hicieron avanzar la democracia política y la igualdad social. Todos los hombres debían ser considerados libres y tener los mismos derechos.

    Lógicamente, estas transformaciones fueron positivas pero trajeron muchas consecuencias inesperadas, también en el cosmos de la moda.

    Con la pérdida de prestigio y poder de unas élites que se vestían para generar narrativas sociales de distinción que justificaran su posición predominante, de repente la gente se sintió más libre para vestir como quisiera.

    ¿Por qué gastar más dinero e ir incómodo si ahora mi voto valía lo mismo que el de mi jefe?

    La moda se fue adaptando y se lanzaron propuestas más pensadas para el día a día, que fueron siendo puestas en el juego social por parte de una clase media que se consolidó en Europa a partir de 1950.

    En Estados Unidos la gente ya había ido creando sus propios estilos, al margen de la antiguamente necesaria imitación de las clases altas. Se popularizaron los vaqueros, unos pantalones rudos y rebeldes, pensados en un inicio para el duro trabajo del campo.

    Estas nuevas dinámicas sociales se impusieron y se unieron a una mayor oferta en moda.

    La «rebelión de las masas» del siglo XX, trajo el auge de lo casual y lo informal

    La explosión de estilos y la rebelión del hombre común, que quería demostrar que podía ser él mismo, nos llevaron hasta el actualmente omnipresente chándal.

    Hace no tantos años, poca gente se hubiera atrevido a salir a la calle con ropa deportiva.

    Ahora el “Athleisure” es una tendencia ubicua, que nos permite vivir la vida en todo lugar y contexto con un atuendo de gym.

    Aunque evidentemente aún existe el mundo del lujo y las clases poderosas siguen tratando de diferenciarse del resto con un consumismo estridente, la sociedad ha avalado la «rebelión de los chándals«.

    La moda avanza con los tiempos y sabe ofrecer atuendos que se ajusten al espíritu de cada época. Esta capacidad flexible, esta mutabilidad esencial, es su gran fortaleza.

    No lo olvidemos.

    La moda es, básica y fundamentalmente, adaptación al cambio

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    Dr. en Filosofía y fundador de pensarlamoda.com

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  • La moda reencantada

    La moda reencantada

    Tiempo de lectura: 2 min.

    Un día fue amaneciendo el mundo y la magia se había ido.

    ¿Cómo pudo suceder? El proceso fue descrito con notable éxito por un sociólogo clásico, Max Weber.

    Este pensador alemán, que divulgó sus ideas fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XIX, nos explicó cómo a partir de la ilustración (que surgió en el siglo XVIII) la gente dejó de dar sentido al mundo a través de los dioses, del destino y de lo inexplicable.

    La ciencia dio el poder a lo racional y Dios murió tras escuchar el grito de Nietzche. Todo se volvió frío y la naturaleza fue comprendida a partir de leyes universales inmutables.

    No obstante, como sabemos, no es posible ni divertido reducir lo real a lo racional.

    Las ideas frías ilustradas pronto generaron un contraataque, conocido como romanticismo.

    Gracias a este movimiento, lo salvaje, lo irracional, lo pulsional, fue liberado de nuevo.

    El hombre se resistió a vivir aherrojado por el corsé de lo puramente lógico.

    Y, a partir de este impulso neo-emotivo, el mundo se reencantó y la moda volvió a cobrar sentido.

    Lo irracional es bello, la moda es puro deseo, total fantasía.

    Las ganas de vivir siempre luchan contra la muerte y nuestras prendas y accesorios impulsan nuestros sueños hacia el infinito.

    Nunca debemos olvidar que si producimos moda no estamos vendiendo ropa, estamos activando anhelos.

    Apreciemos todo lo bueno que la razón y la ciencia nos traen, pero nunca dejemos de desear intensamente. En la moda encontraremos la mejor aliada para imaginar nuestro mejor porvenir.

    Con el reencantamiento del mundo, lo mágico renació y la moda volvió al centro de la vida

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  • Meditación de lo efímero

    Meditación de lo efímero

    Tiempo de lectura: 3 min.

    Hubo tiempos, la mayoría de los tiempos, en los que lo permanente, lo sólido y lo tradicional gozaban de gran prestigio.

    Las sociedades veneraban la repetición y lo inmutable.

    Los rituales, los objetos y las costumbres pasaban de generación en generación.

    Todos odiaban toda novedad.

    Sin embargo, en la Europa de finales del siglo XVIII, la revolución francesa de 1789 trastocó el universo de los hombres.

    Nació un mundo diferente, que puso en su centro el valor positivo del cambio.

    Nos dijo Gilles Lipovestky no hace mucho que la seducción de la moda es la seducción de lo efímero.

    Lo fugaz es bello, precipitarse hacia la nueva tendencia nos permite vivir mil aventuras.

    La industria de la moda abrazó esta aceleración futurista y produjo una explosión atómica de colores y formas pasajeras.

    La moda se volvió híper-temporal y fue imposible seguirle el ritmo a tanta colección cápsula. Por las venas nerviosas de internet fluían cientos de “micro-trends” y el fashion pasó de “fast” a “ultra fast”.

    ¿Somos conscientes de las implicaciones profundas de tanta histeria?, ¿Cuáles son las consecuencias positivas y negativas de esta vida pasajera y excitante?

    La seducción de la moda es la seducción de lo efímero

    La producción y el consumo se vuelven vertiginosos y los compradores acuden felices a su cita semanal, quasi diaria, con las propuestas-moda.

    No obstante, otras alternativas más lentas y conscientes aparecen, retando a lo nuevo-momentáneo. ¿Tienen futuro?

    Sabemos que en nuestra modernidad líquida, nos lo enseñó el sociólogo Z.Bauman, todo convivirá con todo, pero hemos de tener algo siempre presente: para pensar la moda debemos meditar sobre lo efímero y tratar de captar la instantánea fugacidad que caracteriza nuestra vida hoy.

    ¿Aceleramos o frenamos?

    Si la esencia de la moda es lo nuevo-efímero, ¿es posible alumbrar una «moda lenta»?

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  • La prenda: ¿sueño o realidad?

    La prenda: ¿sueño o realidad?

    Tiempo de lectura: 3 min.

    ¿Qué es la moda?, ¿qué significado tienen las prendas y los accesorios para aquellos que las adquieren y lucen o para los que sueñan por largo tiempo con poseer objetos-moda por mucho tiempo deseados?

    En occidente tenemos la manía de comenzar todo con una definición precisa. No obstante, quiero lanzar en este caso una interpretación algo difusa y por ello, creo, más interesante.

    Una pieza de ropa o un adorno fundamental que corona un atuendo es una frontera.

    ¿Cómo?, ¿una frontera? Me explico.

    Por una parte, nuestro cuerpo representa el principio de realidad de Freud que con sus defectos, en muchas ocasiones incorregibles, nos limita.

    Por otra parte, tenemos la idea platónica, la proyección ideal, esa mejor versión de mí mismo a la que aspiro.

    Mi imaginación trata de transportarme hacia un mundo en el que el principio del placer me permite vivir sin restricciones, viajar a mi universo soñado.

    Ser solo, únicamente y siempre yo.

    La prenda que compro no es más que una proyección ideal materializada, hecha de tejidos reales, existentes y tangibles, que me permite hacer realidad (parcialmente)mis deseos más profundos.

    La prenda es una frontera

    Al comprar ropa y exhibirla, cambio la forma en que me auto-percibo y de esta forma me transmuto verdaderamente, soy otro.

    También doy una imagen a los demás, que me ven diferente y, en un juego de espejos, me devuelven un reflejo que también me re-genera, me re-crea.

    Concluyamos: este carácter fronterizo, esta función mediadora entre el yo y el mundo, entre la realidad material e ideal, le otorga a la ropa y a la industria de la moda un rol primordial en la sociedades contemporáneas.

    Vendemos, en definitiva, sueños hechos realidad.

    Nuestros atuendos materializan ideales y sueños, nos aproximan a nuestro mejor mundo perfecto

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